Lo primero que una piensa cuando es invitada a una boda de medio día es en el abanico de opciones que se nos presenta en lo que respecta a pamelas y tocados.
Hoy en día se acepta que las pamelas son exclusivamente para el día pero que los tocados también se aceptan por la noche. Esto se debe a la industria que cual champiñón ha brotado en torno al mundo de los tocados, la realidad es otra, la mujer se cubre de día, no de noche. Por la noche nos debemos conformar con adornos más pequeños, horquillas, cintas, diademas.
Pero poniéndonos en el caso de la celebración diurna, entran en juego plumas, lazos, incluso algún pájaro (como ejemplo, supongo que todas recordaremos el glorioso tocado de Sarah Jessica Parker en la premier de Sex and The City I) Se nos presenta la ocasión perfecta para disfrutar de nuestro Ascott particular.
Hay que tener en cuenta que la mujer sale de casa tocada y debe volver a casa tocada, por lo que la comodidad debe tenerse en cuenta, así como la seguridad ocular de los posibles acompañantes. A nadie le resulta agradable recibir un plumazo en un ojo, y si nuestra victima es un desconocido no es necesario decir la impresión que puede llevarse de nosotras (¡Y nunca se sabe si estamos ante un posible príncipe azul!)
Hay que tener en cuenta que la pamela o el tocado será la prenda que más llame la atención de nuestro look, por eso es preferible no sobrecargar. Apuesta por los básicos para el resto de los complementos, incluso un vestido sencillo se puede potenciar hasta límites insospechados con la adición de un buen tocado. De ahí la frase mil veces repetida “menos es más”.
Por último, recordaros que en una boda la importante es la novia, así que hay que olvidar la tradicional guerra de invitadas y pensad en ir monas pero sin pasarse de extravagantes, los demás deben mirar a la novia, no a ti.
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